En el horizonte del tiempo las lluvías se alejaron de la tierra. El sol calcinaba. Los Tlamatini (sabios) subieron a la cima del Citlaltepetl (Cerro de la Estrella) para estar cerca de los cielos y pedir la lluvia a los dioses del Omeyocan. Éstos se negaron. Los Tlamatini elevaron más plegariasa todos los puntos del Universo, pero todo se silenció.
Después de varias noches de súplicas, de la Iztacmixcoátl (via láctea) se escuchó una voz diciendo: "Mixcóatl les enviará la lluvia que tanto solicitan. La Citlalnenque (Estrella Virgen) les llevará antes del amanecer el Tlaol (Maíz) para sus sustento, con la condición de que sus almas, en vez de ir al sol, vendrán a poblar la Iztacmixcóatl (Serpiente de Nubes)".
Al instante, los nubarrones empezaron a acercarse a la tierra, a la Tlalli, empujados por Ehécatl (El viebnto). Del centro de la nebulosa Iztacmixcóatl se desprendió la Estrella Viajera, la Citlalnenque, iluminando con su cabellera a la Tlalli tatemada. A su paso por el Cerro de la Estrella dejó caer algo a los Tlamatini que nombraron el Citlalcuítlatl (Excremento de las Estrellas), pero el impacto los dejó sin conocimiento.
Con la luz del día notaron que había pasado sobre ellos una gran tormenta dibujándose entre las nubes grises y el azul celeste un hermoso arcoiris.
Al recordar el mensaje de los dioses fueron al lugar donde vieron caer el Citlalcuítlatl encontrando pequeños montículos de "larvas doradas". Al mismo tiempo vieron que millares de hormigas negras aladas se llevaban aquellas "larvas" conduciéndolas a distintos lugares para autosepultarse en la tierra húmeda, con su carga dorada.
Pasados algunos días brotaron los repollos de maíz y del frijol en los hoyos donde se había autosepultado las hormigas. Las "larvas doradas" de origen celeste, obsequio de los dioses del Omeyocan se habían convertido en el maíz y en el frijol negro, para alimento de los macehuales.
En otro espacio temporal, Xochimilco habría de crear la chinampa donde el maíz dorado, con el frijol negro, crecarían, éste, trepador sobre los ramajes de los verticales ahuejotes. La memoria de los viejos recuerda: "De las vainas secas abiertas se veía el frijol chinampero en hileras como hormigas negras que caían en el tronco de los ahuejotes".
De la petición estelar para que las almas de los macehuales fuesen a poblar la Iztacmixcóatl, los Tlamatini chinamperos trazaron el acalote de Cuemanco a semejanza de la Serpiente de Nubes, y toda la chinampería le dieron el trazo arquitectónico del cosmos. Desde entonces, el chinampero xochimilca navegó en sus acallis (canoas) sobre la Iztacmixcóatl, la Serpiente de Nubes decembrina, mes en el que las auroras pintan de rojo el horizonte de los volcanes, y el acalote de Cuemanco se transforma en un camino de nubes, sideral.
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